Al soldado Paco se le acaba de fundir un circuito en su cerebro, esta de servicio de armas en un paso de barrera, tiene una metralleta zeta con dos cargadores y una pistola del 9 largo. Se le ha nublado la mirada, es como si otro ser lo hubiese poseído,
-¡Identifiquese o no pasa!,- Se empeña Paco - ¡Soldado que sabe usted quien soy!, ¡No me joda que lo empapelo!– Le ruge el capitán de su misma compañía, el oficial esta fuera de sus casillas, ya es la tercera vez que le ordena abrir la barrera para acceder al arsenal naval con su vehículo - Si mi capitán, pero tiene que identificarse – el soldado Paco a entrado en un “bucle mental”. Las normas de seguridad dicen que se exija identificación, pero el capitán es el jefe de la seguridad y se pasa la norma por el forro, normal chaval. Paco en condiciones normales y con toda la mili que lleva nunca estaría protagonizando ese incidente. – Cabo de guardia, releve a este hombre y apártele de cualquier servicio de armas – El capitán se empieza a dar cuenta que algo no esta funcionando bien dentro de la cabeza del soldado, la situación se pone en alta tensión por momentos, esta fuertemente armado y ya tiene la cara desencajada, - tranquilo Paco, venga ven conmigo – le dice el cabo, los demás compañeros estamos estupefactos y con la marcha atrás metida, - ¡Se tiene que identificar mi capitán! – sigue emperrado. Mientras el cabo le tranquiliza le desarmamos y quitamos los correajes, es muy triste para nosotros, sabemos perfectamente que se ha pasado de vueltas, y estas cosas se sabe como empieza pero no como terminan.
El infante de marina Paco era moreno aceituno y muy delgado, un prototipo de hombre joven andaluz, ya era veterano, llevaba más de un año de mili y hasta cumplir los dieciocho meses todavía le quedaba, pero lo más duro ya lo había pasado.
Cumplía el servicio militar en una compañía de seguridad de infantería de marina, mucha disciplina y mucha marcha; un lavado de cerebro total para chavales que no eran voluntarios en ese cuerpo, y que ni putas ganas tenían de estar allí. Pero como digo, ya lo mas duro lo había pasado; lo mas difícil son los primeros meses, hasta que te acostumbras eres un zombi en vida. Cuando conocí a Paco (los nombres de este escrito son ficticios, dado que esta historia fue tristemente real) digo que cuando lo conocí, era el típico andaluz vacilon, con una guasa que no se podía aguantar, era flaco y moreno como un moro, y siempre estaba con su colega Manuel, eran de la misma ciudad andaluza y eran uña y carne, Manuel era mas fuerte que Paco, llevaba bigotillo y como hacia servicios de ordenanza para los oficiales, pues vivía mas descansado que todos los demás. Siempre procuraban salir de paseo juntos, o coger los permisos a la par. Tal y como uno era un andaluz cascabelero, el otro era mas serio, Manuel era un tío listo, por eso era ordenanza, además el bigote le hacia parecer el malo de una película vaqueros, o por lo menos a mi me lo parecía, no me daba buenas vibraciones, tenia un punto de falseras.
Paco tenia novia y estaba loquito por ella, cuando recibía correspondencia se retiraba a leerla roneando de contento, estaba deseando coger permiso para recorrer la península y estar con la chavala. Era un poquillo analfabeto el hombre, y por ello las cartas se las dictaba a Manuel; se pasaban horas escribiendo las cartas de amor, y como era su amigo, a Paco no le importaba que el “te amo” lo escribiese Manuel, este sabia también de poesía, las cartas eran pues eso, la típica carta de amor de un soldado a su novia, pero con la singularidad de estar escritas por el amigo.
Sucedió que un permiso que tenían concedido los dos amigos, se lo acabaron anulando a ultima hora a Paco, solamente Manuel lo pudo coger, de prisa y corriendo escribieron una carta, Manuel se encargaría de entregarla en mano a la novia de su amigo.
Volvió de permiso el amigo, todo continuaba igual: patrullas, servicios, jugar a la guerra…pero poco tiempo después, recibió Paco una carta de su novia, en la carta le venia a decir que lo sentía pero que lo dejaba, que no buscara mas motivos, pero ya no quería continuar el noviazgo. Paco encajo el impacto a duras penas, rápidamente fue donde su amigo y le contó lo sucedido.
- Manuel que me deja, tu le diste la carta, ¿la notaste algo? – Le pregunto Paco – ¿Quien yo? No, yo no se nada, oye Paco pues pasa de ella, que hay muchas chicas – contesto Manuel. Pero rápido se dio cuenta Paco que su amigo intentaba quitar importancia al tema sabiendo que su amigo estaba loco por ella. Le comenzó a preguntar: ¿Dónde quedaste con ella para entregarle la carta? ¿Cuánto tiempo estuviste con ella? ¿De que hablaste? ¿Qué la dijiste? ¿Qué te decía? ¿Te enrollaste con ella? ¿Lo hicisteis? Solo se que algo así paso, le agarro de la guerrera, le zarandeo, lloraban los dos como niños, les separamos y por las voces que daba Paco fuimos conscientes de lo que había ocurrido. Al día siguiente ocurrió el incidente de la barrera que relate al principio.
-¡Identifiquese o no pasa!,- Se empeña Paco - ¡Soldado que sabe usted quien soy!, ¡No me joda que lo empapelo!– Le ruge el capitán de su misma compañía, el oficial esta fuera de sus casillas, ya es la tercera vez que le ordena abrir la barrera para acceder al arsenal naval con su vehículo - Si mi capitán, pero tiene que identificarse – el soldado Paco a entrado en un “bucle mental”. Las normas de seguridad dicen que se exija identificación, pero el capitán es el jefe de la seguridad y se pasa la norma por el forro, normal chaval. Paco en condiciones normales y con toda la mili que lleva nunca estaría protagonizando ese incidente. – Cabo de guardia, releve a este hombre y apártele de cualquier servicio de armas – El capitán se empieza a dar cuenta que algo no esta funcionando bien dentro de la cabeza del soldado, la situación se pone en alta tensión por momentos, esta fuertemente armado y ya tiene la cara desencajada, - tranquilo Paco, venga ven conmigo – le dice el cabo, los demás compañeros estamos estupefactos y con la marcha atrás metida, - ¡Se tiene que identificar mi capitán! – sigue emperrado. Mientras el cabo le tranquiliza le desarmamos y quitamos los correajes, es muy triste para nosotros, sabemos perfectamente que se ha pasado de vueltas, y estas cosas se sabe como empieza pero no como terminan.
El infante de marina Paco era moreno aceituno y muy delgado, un prototipo de hombre joven andaluz, ya era veterano, llevaba más de un año de mili y hasta cumplir los dieciocho meses todavía le quedaba, pero lo más duro ya lo había pasado.
Cumplía el servicio militar en una compañía de seguridad de infantería de marina, mucha disciplina y mucha marcha; un lavado de cerebro total para chavales que no eran voluntarios en ese cuerpo, y que ni putas ganas tenían de estar allí. Pero como digo, ya lo mas duro lo había pasado; lo mas difícil son los primeros meses, hasta que te acostumbras eres un zombi en vida. Cuando conocí a Paco (los nombres de este escrito son ficticios, dado que esta historia fue tristemente real) digo que cuando lo conocí, era el típico andaluz vacilon, con una guasa que no se podía aguantar, era flaco y moreno como un moro, y siempre estaba con su colega Manuel, eran de la misma ciudad andaluza y eran uña y carne, Manuel era mas fuerte que Paco, llevaba bigotillo y como hacia servicios de ordenanza para los oficiales, pues vivía mas descansado que todos los demás. Siempre procuraban salir de paseo juntos, o coger los permisos a la par. Tal y como uno era un andaluz cascabelero, el otro era mas serio, Manuel era un tío listo, por eso era ordenanza, además el bigote le hacia parecer el malo de una película vaqueros, o por lo menos a mi me lo parecía, no me daba buenas vibraciones, tenia un punto de falseras.
Paco tenia novia y estaba loquito por ella, cuando recibía correspondencia se retiraba a leerla roneando de contento, estaba deseando coger permiso para recorrer la península y estar con la chavala. Era un poquillo analfabeto el hombre, y por ello las cartas se las dictaba a Manuel; se pasaban horas escribiendo las cartas de amor, y como era su amigo, a Paco no le importaba que el “te amo” lo escribiese Manuel, este sabia también de poesía, las cartas eran pues eso, la típica carta de amor de un soldado a su novia, pero con la singularidad de estar escritas por el amigo.
Sucedió que un permiso que tenían concedido los dos amigos, se lo acabaron anulando a ultima hora a Paco, solamente Manuel lo pudo coger, de prisa y corriendo escribieron una carta, Manuel se encargaría de entregarla en mano a la novia de su amigo.
Volvió de permiso el amigo, todo continuaba igual: patrullas, servicios, jugar a la guerra…pero poco tiempo después, recibió Paco una carta de su novia, en la carta le venia a decir que lo sentía pero que lo dejaba, que no buscara mas motivos, pero ya no quería continuar el noviazgo. Paco encajo el impacto a duras penas, rápidamente fue donde su amigo y le contó lo sucedido.
- Manuel que me deja, tu le diste la carta, ¿la notaste algo? – Le pregunto Paco – ¿Quien yo? No, yo no se nada, oye Paco pues pasa de ella, que hay muchas chicas – contesto Manuel. Pero rápido se dio cuenta Paco que su amigo intentaba quitar importancia al tema sabiendo que su amigo estaba loco por ella. Le comenzó a preguntar: ¿Dónde quedaste con ella para entregarle la carta? ¿Cuánto tiempo estuviste con ella? ¿De que hablaste? ¿Qué la dijiste? ¿Qué te decía? ¿Te enrollaste con ella? ¿Lo hicisteis? Solo se que algo así paso, le agarro de la guerrera, le zarandeo, lloraban los dos como niños, les separamos y por las voces que daba Paco fuimos conscientes de lo que había ocurrido. Al día siguiente ocurrió el incidente de la barrera que relate al principio.
A Paco lo ingresaron veinte días en una unidad de psiquiatría del Hospital Naval, cuando se reintegro estaba pálido, su mirada ya no brillaba, no hablaba con nadie, estaba roto y se mascaba la tragedia.
Pocas noches despues, en el punto de guardia, puso el Cetme en modo ráfaga, apoyo la culata en el suelo, el cañón bajo la mandíbula, y se reventó la cabeza.
Pocas noches despues, en el punto de guardia, puso el Cetme en modo ráfaga, apoyo la culata en el suelo, el cañón bajo la mandíbula, y se reventó la cabeza.